Sé que os morís de ganas por que os diga mi nombre, pero no puedo. Soy una superheroína con identidad secreta que vela por que todas las galletitas de jengibre tengan una muerte digna («Salva a la galletita, salva el mundo»).
Tengo 15 años virtuales, codicio los donuts ajenos y voy por la calle arrancando pósters de Barrio Sésamo. Mi mejor amiga -llamémosla E- se dedica a hacer el poni por los pasillos oscuros con una sábana sobre la cabeza y por eso me encanta. Juntas nos dedicamos a hacernos cuentas en todos los dominios habidos y por haber con el primer nombre que se nos ocurre (si véis por ahí una llamada tuputamadre2, bien..., NO ES NUESTRA).
Soy adicta al cine de Bollywood pero nunca he visto una película india, tengo un hámster que se llama Capullo (Capullín para los amigos) y según una amiga mía -llamémosla R- tendré catorce hijos pelirrojos (¡!). Me casaré con un irlandés de pantaloncitos cortos y un trébol tatuado en el pecho y viviremos en una casita de chocolate (hasta que mi amiga -llamémosla R otra vez- se la coma).
Si venías aquí buscando un poco de cordura, seriedad o unas simples palabras bonitas, siento decirte que te has equivocado de sitio, beibe (:
El mundo no necesita más mierda, ¡necesita más sonrisas!
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¿Alguien sabe si las mariposas son comestibles? Porque unas cuantas han anidado en mi estómago y no parecen tener intenciones de marcharse. Lalalalalá. ¡Qué bonito es el amor y más que nunca en... invierno! (?) Eso sí, un consejo. Si ya de por sí tenéis cara de gilipollas no os recomiendo este estado de felicidad suprema, el resultado podría ser bastante catastrófico (así que G, no te enamores).
Lo malo de todo esto es que por no estar en lo que hay que estar pues no pude echar la carta de los reyes magos al buzón, y así, claro, pues los regalos que E y yo pedimos han brillado por su ausencia. Y aunque a mi no es que me haya importado mucho precisamente (jajajajajajá, ¡chúpate esa, Jones!), pues a E sí; y cuando se enteró de que su Tom Fletcher con anillo de compromiso incluído no sería posible este año, empezó la lluvia de zapatillas contra mi persona. NO FUE NADA AGRADABLE. ¡Y no es nada comprensiva! ¿¿A quién se le ocurre dejarme a mi encargada de semejante cosa?? ¡De locos!
Pero en fin, yo sé que algún día le llegará su querido friki en un platillo volante y aterrizará en nuestro adorado patio. Y entonces ese día el mundo descansará en paz, oh sí. (O al menos yo :_D).
Bueno, el caso es que, con todo lo que ha pasado estos últimos días, puedo decir que he llegado a varios planteamientos (¡sí! ¡yo a veces también hago como que pienso!):
¿Dónde está W y qué han hecho con ella?
¿Por qué no se ha perdido antes?
¿Tiene solución la fase de gilipollismo agudo?
¿Es preocupante querer ser una gilipollas hasta el último de los días?